jueves, 31 de mayo de 2012

Tú.

Recuerdo los días de verano. La sal pegada a mi piel, sudados, casi derretidos encima de las sábanas.
Mis piernas enredadas en tu torso. Mis labios pegados en tu pecho. Recuerdo los días de verano en los que me dejabas enredarme a ti.

Recuerdo los desayunos y las montañas de colacao. Recuerdo tu pijama gigante de rayas, lo mal que me quedaba y lo mucho que me gustaba ponérmelo. El despertarnos a las diez de la mañana, hacer el amor una y otra vez, que se nos haga de noche. Y gritar...

Recuerdo los días desbordándose sin ti, los billetes de avión. Recuerdo saltar a tus brazos al aterrizar. Pero también los abrazos con velcro antes de despegar y miradas tan profundas que eran capaces de arañar en el alma.

Recuerdo y no quiero olvidar nunca los baños en tu bañera diminuta, con música de Facto de la fe y filosofear sobre el sentido del mundo. Ahora lo pienso y sonrío, cuando nos cronometrábamos los masajes, no me regalabas ni un segundo de más, y te odiaba por ello. Ahora moriría por masajearte de por vida.
Que hueles a leche condensada. Y a vainilla después de hacer el amor.


Recuerdo cuantísimo te he odiado por dolerme, y cuantísimo te quiero.


Que fácil sería si pudiera arrancarte, pero no quiero.





2 comentarios:

Martuski, tu Chuski dijo...

Pues esta es la más bonita =)

Ajna dijo...

:) Linda... me salió de lo más profundo del pecho cuando la escribí......

Gracias..