lunes, 27 de octubre de 2014

Vórtices.

Mis ojos son mi ventana, mis pies son las raices capaces de danzar sobre ríos, montañas y volcanes a punto de ebullición.

Mis alas pintadas de fachadas y de caras, se abren elegantes, y flotan, flotan por encima de las nubes y los no-valores, me impulsan a lugares donde el miedo está en peligro de extinción, donde las ganas no se atragantan en la garganta, donde las palmas de las manos se abren para dar...

Donde el amor viene siempre en son de Paz, te coje de la mano y te lleva.



Cristina.
Todos los derechos reservados.

martes, 7 de octubre de 2014

Las Lunas nuevas.



La luz del Sol no sabía lo fuerte que quemaba en pieles ajenas. Pero la Luna sintió las quemaduras antes de que las musas asciendesen por mi cintura susurrando mantras nunca cantados.
De esa misma manera te mecía el mar. Y tú, iluso, me contabas que no nos habiamos visto nunca... Sólo el mar sentía que tu piel y mi bruma fueron, en tiempos de antaño, parte del mismo enredo de partículas, caricias y estrellas náufragas en la garganta.
Estrellas, de esas que empujan a hablar cuando las almas se reconocen desde dentro,

Todo sucedió aquel verano sin pipas, ni bancos, ni labios mojados. Bendito el sofocante calor asiático, que golpeó mis inviernos congelados. Pum! De un plumazo el deshielo estaba pasando.
Catarsis en plena ebullición y mis mareas bajas efervesciendo hacia lo más alto.
Mis instintos terrenales se conjuraron y explotaron en confeti.
De azules fueron las miradas que evaporaron las migajas que quedaban simulando amor;
Y lo que quedaba de ellas y la ocre puesta de Sol, ardieron juntas.

Tras el cuarto amanecer entre danzas balinesas, ya no eran mudas las Haches, y los "tús" donde no existía espacio para ninguno de mis "Yos" se esfumaron.
Entonces, presencié el más bello de los milagros; De mis cenizas brotaban margaritas, ríos inmaculados llorando desde mi pecho, cantos de Paz se alzaban al unísono tras el gran diluvio...

Y fue allí, en Bali, donde la sal de los amaneceres rozó el atardecer de mi amada locura,
en Bali donde mil nuevas ventanas se abrieron sobre los nidos de mi tejado...


Cristina.

/Todos los derechos reservados./