sábado, 9 de junio de 2012

#3

Que cuando llega la noche me duele tanto el corazón que no puedo ni respirar, ni siquiera pensar...
Que no se de donde emana tantísimo dolor... pero cuando la luna aparece, se me abre el pecho, y lo contemplo latiendo lento, deshaciendose y manchando mis dedos de un rojo fluorescente......




La culpa desde luego la tienen las películas.

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